viernes, 21 de diciembre de 2007

Cruce de la Cordillera






El martes 18/12 salimos de Harberton con cielo nublado, contentos de haber aprovechado el día en la estancia, y la noche en una cama mullida. Sí, también aprovechamos para ducharnos con agua caliente.

Bordeamos los corrales de ovejas y encaramos las 7 colinas ( ya por la segunda me mojé los piés ).Atravesamos el bosque sin problema y llegamos hasta la confluencia de los ríos Cambaceres y Varela.

Almorzamos en una isla entre ambos, y comenzamos a remontar el río Varela, cruzándolo 100 veces, tal como Clarita Goodall me había explicado 20 años antes.A medida que subíamos el valle, el río se achicaba, de modo que en algunas partes caminábamos directamente sobre el río, cortando en cada meandro.

Ya con 4 horas de lluvia incesante encima, llegamos al Rancho Lata, un precario refugio con 4 paredes de troncos, un techo -parcial- de chapa, piso de tierra y un medio tonel de 200 litros como salamandra.

Pero también había un hacha de tumbo, que Gus puso en funcionamiento más rápido que lo que tardé en decirle "ojo con el hacha ... ".Después me recordó que durante el invierno hachó varias toneladas de un eucaliptus para la chimenea de su casa.

Buen fuego, ropa secándose, algo caliente para comer, y una carpa armada sobre el piso de tierra.

Hicimos rápido el trayecto, porque no queríamos parar bajo la lluvia. Tampoco había dónde sentarse que estuviera seco...
Dormimos secos, desayunamos, y partimos el miércoles 19/12 hacia el Paso Lucas Bridges. Observamos la ruta ( "manchón1", "manchón2", "cresta", etc ) y le dimos para arriba.

Llegamos a ver 4 guanacos que nos miraban incrédulos: uno de ellos saltaba corriendo con la actitud desafiante de un adolescente hacia sus padres.

Hablamos por teléfono mientras veíamos las islas al sur del Beagle desaparecer tras una cortina de lluvia que pocos minutos más tarde nos pegó de pleno, y durante el resto del día.


Cruzamos el paso. Tomé nota del comentario de Gus respecto de lo vertical que era. Archivado el asunto, fuimos para adelante, descolgándonos entre la lenga y los ríos desbordantes.

Cruzamos centenares de castoreras, las rodeamos, las puteamos. Siguen allí, con los castores invasores.

Atravesamos muchos kilómetros de turbales, que significa caminar sobre un doble colchón de gomaespuma mojado, durante horas. Curiosamente aprendimos que los
líquenes verde oscuros indican turbal algo más firme que el intenso rojo, y que el blanco es término medio. El color rosa viejo desteñido es peligrosamente podrido y viscoso.

Me enterré en el barro casi hasta la cintura, primero una pierna, luego -tratando de salir- también la otra. Salí arrastrándome boca abajo, como aprendí en el programa de TV de Discovery. Como dice el chiste, "Andó".

Nunca vi un bosque tan inundado: no era el fondo del valle lo que estaba obviamente lleno de agua, sino las laderas! Corría el agua por toda la ladera, sin parar, durante todo el día, con gran volúmen. Si hubiésemos querido hacer un Vivac, hubieramos tenido que armarlo sobre troncos elevados. Me acuerdo ahora de las construcciones elevadas de los Scouts Navales de Olivos!

Caminamos sin parar durante 7 horas, descansamos 5 minutos sin sacarnos las mochilas, y seguimos caminando otro par de horas.Asocio la escena con Macondo. Imagino a Gabo inspirándose en el clima fueguino para escribir "100 años" .A los cinéfilos, les recordará la escena de Tom Hanks en Forrest Gump describiendo la lluvia desde arriba, de costado, desde abajo...

El GPS nos motivaba a seguir hacia las termas, lugar que yo había salteado 20 años antes por no saber exactamente dónde estaban.Y con eficacia nos llevó hacia ese lugar abandonado, pero con un río muy caudaloso que nos separaba.Estuvimos una media hora buscando cómo y dónde cruzar esos últimos 10 metros.

Y cuando lo cruzamos, resultó que no eran los últimos metros, porque había 11 Km más hasta la ruta 3. Así que aún con las mochilas puestas -y toda la ropa y zapatillas- pusimos nuestros pies en el agua termal, para recuperar algo de calor.Cenamos, nos cambiamos, y hablamos desde el teléfono satelital Iridium para pedir un taxi. Algo elíptico, llamamos a mi viejo a Baires, que nos consiguió un tachero que supiera dónde quedaban las termas y quisiera ir a buscarnos.

Luego, y gracias al GPS que mostraba una tranquera, Gus dedujo que el taxi debía estar detenido a varios km de nosotros, así que emprendimos la caminata, arriesgándonos a mojar la única ropa seca que nos quedaba.Gus tenía razón, y el taxi estaba clavado delante del candado de la tranquera, sin posibilidad de seguir.

Llegamos a Ushuaia ya de noche, con la satisfacción de haber cruzado la cordillera por la senda de Lucas.

Mike.
Dic 2007

2 comentarios:

Akpalus dijo...

Vi la foto de ustedes dos en la Revista Lugares y al buscar más datos en la web me topé con tu Blog.
Que Alegría ver que el espíritu aventurero de mi amigo Pete vive en su hermano!!
Me emocionó mucho!
Un FUERTE ABRAZO MIKE y seguire leyendo atentamente tu aventuras.
Jaso.

Anónimo dijo...

Qué linda aventura!
Hice el paso a mediados de Marzo de este año con un amigo saliendo desde Harberton. Pasamos por las termas también. Nos tocó una linda nevada.
El Rancho Lata está semidestruido ahora, un árbol cayó encima.

Saludos,

Cristian