viernes, 21 de diciembre de 2007

De Ushuaia a Harberton






Finalmente estábamos caminando, con las mochilas al hombro.Yo partí hace meses en este viaje, sin haber dejado mi casa: quería ir nuevamente a Tierra del Fuego, a re-conocer viejos lugares, a conocerlos en forma distinta, con un amigo, habiendo aprendido sobre la historia fueguina, que es fascinante.

Así que preparamos el viaje con Gus para la primera fecha disponible para ambos, juntamos nuestras cosas, y partimos. Es sábado.

Somos distintos, y lo sabemos: él lleva GPS, yo un mapa. Él lleva un teléfono satelital Iridium, y yo un libro llamado "El último confin de la Tierra" sobre los primeros hombres blancos en Tierra del Fuego.

Pero es una buena dinámica, porque nos apoyamos, nos motivamos, nos enseñamos.

La salida por el camino de ripio hasta el mirador es un plomazo. Corto, pero plomazo. Finalmente estamos en la picada ( sendero ) que sube y baja por la vegetación rumbo al Este.







Nos cruzamos con una Manada de Lobatos y su Akela, que vuelven porque no se puede pasar : "hay demasiado barro" nos advierten. Bien por los Scouts!
Nosotros vamos para adelante.

Llegamos a Estancia Tunel y Ushuaia se ve atrás.Seguimos caminando hasta que la hora nos aconseja buscar refugio y hacer nuestra carpa, en una profunda cañada protegida por el viento, ese viento que hace que los árboles apenas unos 6 metros arriba nuestro tengan forma de bandera.

Preparo la cena con la carne que trajimos de Ushuaia. Los tomates ya los comimos en una parada.Cansados después de habernos levantado a las 3 de la mañana para tomar el avión, nos fuimos a dormir con el cielo totalmente iluminado por el sol. No eran ni las 11 de la noche...

Domingo: nos levantamos agradecidos de haber llevado antifaces para dormir, ya que a las 04:30 había sol pleno. Claro, si hoy es el solsticio de verano!
Caminamos pasando Punta Segunda, Punta Paraná hasta Estancia Remolino. Vimos los conchales que los yámanas dejaban alrededor de sus chozas, pues comían mejillones que nosotros no pudimos probar por la marea roja.

Lindísima la vista de Estancia Remolino, del muelle, del barco encallado en la costa.Un banco de róbalos nada tranquilamente al pie del muelle, casi pegados a la línea de algas que recorre toda la costa a un par de metros de profundidad.

Seguimos hacia Ea. Almanza y un par de km más, hasta un bosque de lenga donde preparamos la carpa.Gus cocina: yo me cansé y ya no me quedan ganas de comer.Nos quedamos fritos.

Lunes: partimos hacia Bahía Brown, asombrado de ver explotaciones rudimentarias para cultivar mejillones. En Bahía Brown, habiendo sacado la foto de rigor en la tumba del marinero desconocido ( dudo que los locales sepan que hay una tumba en lo alto de la loma ), nos recoje una camioneta de turistas que van a Harberton y con gusto aceptamos el ofrecimiento.

Harberton en sí merece un capítulo aparte: primera estancia fueguina, fue fundada por Thomas Bridges, el primer evangelista presbiteriano exitoso ( el anterior no le fue muy bien y murió durante la primera temporada ). Convivía con los indios canoeros yámanas, los militares argentinos, los buscadores de oro del este de Europa y los náufragos.Uno de sus hijos, Lucas Bridges, era un personaje, con todas las letras. Su libro "Último confín de la Tierra" -aunque en algunas partes no es muy políticamente correcto- describe con cruda realidad las relaciones humanas, aventuras y ocaso de los pueblos yámana y ona ( los cazadores del norte de la isla ).

En la estancia hay un museo viviente, que es Tommy Goodall, descendiente directo y actual administrador. Tiene anécdotas a roletes, que acomparte con nosotros. Desde aviación y equipos de radio, hasta generadores y anécdotas de autos, nos pasamos hasta la medianoche escuchando historias.

Las paredes están adornadas con puntas de flecha indias, arcos, gorros.También la hélice de su PA12 estrellado en los árboles.

La visita turísitica que nos invitan a compartir nos lleva al galpón de esquila, que se usa como museo. Muestran las fotos del rodeo de ovejas en Isla Gable, al sur de la Isla Grande de TdF, y la barcaza de madera con la que cruzaban las ovejas hacia la estancia.Ya no hay ovejas en la estancia, y ahora se enfocan en el ganado vacuno.
Me siento pieza de museo: yo participé del rodeo en isla Gable del año 1985.

Visitamos la pingüinera, vimos pichones iluminados por un rayo de sol que se atrevía entre la lluvia.Cenamos en el comedor familiar y dormimos bajo techo.

Vale la pena volver a Harberton!

1 comentario:

Abby dijo...

Gracias Mike por la descripción tan pintoresca de mi padre!